martes, 22 de enero de 2008

Primeros pasos, primeros zapatos

http://www.pediatraldia.cl/

La manera de calzarlos cuando comienzan a caminar será decisiva para su buen desarrollo.

Aprender a caminar podría compararse, en cierto modo, con una carrera maratón. Al igual que los deportistas, los bebes estrenan durante meses antes del gran acontecimiento. Aunque, a diferencia de lo que ocurre en la popular carrera olímpica, aquí no cabe el abandono: algunos llegan a la meta antes que otros, pero todos, tarde o temprano, la alcanzarán (para alegría y tranquilidad de los adultos, por lo general, excesivamente preocupados en lo que sea cuanto antes). Cuando observamos a un recién nacido, tan torpe, tan limitado, cuesta imaginar que en tan solo un año será capaz de hacer un montón de cosas. A los 9 ó 10 meses, ya podrá sentarse sin ayuda, y la mayoría empezara a gatear; al llegar a los 11 ó 12, se agarrará a los muebles para pararse; y, desde ese momento, se lanzará a dar unos pasitos con algún apoyo. Aunque también pueden pasa semanas o meses antes de que lo haga, y no por eso hay que angustiarse.

Lo que si debería preocupar a los padres es la elección del calzado más adecuado para cuando empiece a desplazarse sobre sus pies. De hecho, durante sus primeros 11 meses la condición mas natural es la de andar descalzo; los zapatos, e incluso los calcetines, no son absolutamente indispensable, salvo para resguardarlo del frío, la humedad o posibles lesiones, pero dejando siempre libertad de movimiento a sus pies. Éstos, que se encuentran en una etapa de crecimiento rápido, se ven sometidos a cargas no habituales. "Si no se les proporciona un calzado adecuado a los chicos se pueden dañar unos pies que han nacido sanos. Y si esto ocurre cuando da sus primeros pasos, tendrá que sufrirlo el resto de su vida".

Nuestros pies son una sofisticada obra de ingeniería biológica, con sus 28 huesos, sus 33 articulaciones y una compleja red de mas de 100 tendones, músculos y ligamentos, tienen que recorrer un largo camino con nosotros y llevarnos a cuestas. Y para que la travesía discurra sin problemas, conviene cuidarlos, especialmente al principio, cuando son tan moldeables y, por lo tanto, fácilmente deformables.

El objetivo es no perder el equilibrio

El pie del chico no es una simple versión a escala del de un adulto, sino algo muy diferente. No en vano, la forma de caminar de ambos tiene poco en común; el objetivo inmediato del pequeño es mantener el equilibrio, de ahí que tienda a caminar con los pies muy separados y apuntado hacia fuera. Además, sus terminaciones nerviosas aún tienen que madurar, por lo que raramente se quejará aunque el calzado lo oprima; cuando esto ocurre su forma de protestar es descalzarse insistentemente. "Por eso, el calzado para los niños debe estar adaptado a sus necesidades y no ser una replica del de los mayores". "Debemos prestar especial atención al talón, a la longitud, al ancho y a la zona que toma las cabezas se los metatarsianos, es decir, la parte mas ancha del pie".
Esta es la primera diferencia: su forma, ya que el punto mas ancho se sitúa a la altura de los dedos, mientras que en el adulto esta algo mas abajo del comienzo de éstos. El pie del pequeño, hasta los 2 años de edad, es rollizo, flexible y blando. "El arco es menos rígido y una almohadilla de grasa le confiere el aspecto de un pie plano".

El esqueleto de su pie también es diferente. Cuando empieza a caminar, sus huesos no están totalmente desarrollados; de hecho, algunos son todavía cartílagos, mas blandos y flexibles, que reemplazara durante el crecimiento.

Elegir el mas idóneo

Pero, si la condición natural del chico es la de caminar descalzo o con un calzado que simule esta situación, ¿cómo saber cual es el mas idóneo? "aquel que protege su pie sin deformar la marcha, que facilita la realización normal del paso permitiendo las variaciones de volumen que experimenta durante la marcha, que respeta la circulación sanguínea y, fundamentalmente, aquel con el que se siente cómodo". O dicho con otras palabras, el que respeta las formas y dimensiones funcionales de los pies del chico, se adapta a su movimientos y amortigua las cargas que se producen durante su actividad. Y los principales movimientos a tener en cuenta son: el de los dedos y despegue del pie del piso, el de torsión, el del arco plantar y el del tobillo.

Es importante controlar la longitud y el ancho de sus pies y compararlos con las medidas de las botas o zapatos.

El calzado debe tener la forma natural del pie, sobrepasando 6mm su ancho y 12mm la longitud, ya que debe permitir el juego de dedos. Deben ser flexibles en la parte anterior, para no comprimir el pie y permitir, a la vez, libertad de movimiento. Dicha flexibilidad en la suela depende del material y espesor: a esta edad se recomienda una entresuela fina (menos de 5mm) para que pueda percibir las irregularidades del terreno y con algún tipo de refuerzo en la punta que contrarreste el desgaste. En cuanto al material, debe ser de cuero natural la horma y la suela (provistas de pequeñas piezas de caucho antideslizante), sin tinturas extrañas que puedan provocar alergias. Hay que vigilar el acabado interior, ya que costuras gruesas o mal rematadas pueden dañarle la piel. Es importante que la suela este adaptada a las condiciones del terreno sobre el que vaya a caminar, siendo resistente para evitar torsiones laterales. "Resulta muy beneficioso para el buen desarrollo del pie, andar descalzo sobre terrenos blandos, como la arena de la playa o el césped". La suela debe tener un taco recto y, como máximo, de 15mm de espesor para facilitar el juego de articulaciones del pie. En cuanto al tipo de atadura del zapato, es indiferente siempre que este quede bien sujeto, aunque el sistema de cordones permite abrir mas el calzado facilitando su uso. La articulación debe tener margen de movimiento y ello lo permite la hebilla, el cordón o cualquier otro sistema de abrochado alto sobre el empeine, con una lengüeta suave y acolchada.

Respecto del tipo de calzado, no conviene que emplee siempre zapatillas. Y entre botas y zapatos no existen diferencias, si bien las primeras sujetan algo mas u tobillo.

Analizar las características antes de comprar

1. Plantilla: No debe tener almohadillas porque podrían entorpecer el desarrollo fisiológico normal del pie.

2. Forro interior: De tipo "guante", es decir, sin costuras internas que pueden molestar al pequeño.

3. Taco: Un poco (15mm) es bueno para facilitar la articulación del pie.

4. Refuerzos:Anterior: Levemente levantado para no tropezar a cada paso. Posterior: LO ayuda a mantener el equilibrio y es de gran utilidad cuando aun esta gateando.

5. Sujeción: Es indiferente (sirven las hebillas, los cordones, el velcro, etc), siempre que quede bien sujeto.

6. Material: El mas recomendable es el cuero natural para la horma y para la suela. Vigilar las tinturas extrañas, dado que pueden provocar reacciones alérgicas.

7. Suela: El cuero debe ser flexible, tiene que estar acompañado de elementos antideslizantes para evitar resbalones.

Dr. Pedro Barreda

jueves, 10 de enero de 2008

Instinto: es la base de la crianza con apego




Entre más dependiente sea el bebé, más autónomo será cuando adulto.

Según esta teoría el niño es quien decide cuando cambiar de etapa.

Felipe José está próximo a cumplir sus cuatro años y desde que nació sus deseos y necesidades han sido el hilo conductor de su crianza. Con su libre albedrío, a una escala proporcional a su edad, es él quien escoge alimentarse, aún de leche materna, dormir con sus padres, usar pañales y expresar sus emociones de alegría y de enfado. Así mismo, será él quién decida cuando destetarse y esta es la premisa básica de la crianza con apego, una filosofía que defiende que los niños se eduquen de acuerdo a su evolución natural respetando todas sus etapas.Y que, aunque suene paradójico, afirma que el apego y la dependencia del bebé los primeros siete años de vida hacia sus padres, hacen que el niño reclame por sí solo la independencia y sea un adulto más seguro de sí mismo. Por eso para Eliana Escobar Luján, su madre, "es una gran decisión que él toma y que solo debe hacer cuando se sienta preparado". Cuando Eliana estaba en embarazo comenzó a navegar en Internet en busca de información acerca de cómo criar a su hijo, cuando el pequeño ya había nacido descubrió esta filosofía y desde entonces no solo la práctica sino que la promueve a través de su portal web http://www.criaryamar.com/.


El apego en teoría

Si la creencia popular nos indica que a cierta edad hay que enseñar a los bebés a dormir solos, a dejar de alimentarse de pecho, a utilizar el sanitario, a comer a las horas establecidas y a no hacer pataletas, así sea a costa de llanto ignorado, la crianza con apego se fundamenta en el instinto y el respeto y en jamás permitir el llanto del bebé.

Tiene sus raíces en los estudios experimentales que realizó el siquiatra norteamericano John Bowlby en los años 70, sobre los cuales fundamentó su teoría de que entre más fuerte sea el vínculo del bebé con la madre más fácil se soltará, será independiente y tendrá más autoestima. Mientras en Latinoamérica está corriente no es muy conocida, en Europa tiene gran fuerza, uno de sus partidarios es el pediatra español Carlos González quien ha escrito libros como Bésame mucho, Un regalo para toda la vida y El niño no me come.

Siete principios

Parto respetado o parto natural. Es el derecho que tiene la madre de estar bien informada para decidir que es lo que más le conviene, así como a escoger la postura más cómoda -que no es acostada- y evitar la cesárea y procedimientos médicos como la oxitocina sintética, algunos tactos vaginales, el rompimiento artificial de bolsa, el rasurado y el enema.

Además, resaltan la importancia de la primera hora de vida del pequeño.

Otras ideas. A pesar de no tener conocimiento acerca de esta filosofía y no compartir todos sus principios, para el ginecobstetra Fidel Cano la principal razón por la que la mujer debe someterse al parto natural es porque en el momento del nacimiento del hijo estará consciente y no anestesiada y no se perderá esa primera hora de vida de su pequeño. Para él, la semejanza es tan fácil como la conducta que toma la hembra de cualquier especie superior, que el primer contacto que tiene con su cría es olerlo y lamerlo inmediatamente nace.

La lactancia materna.La madre debe amamantar a su hijo sin que le den complementos y sobre todo sin regular la alimentación por horas sino dándole tanto como el niño lo demande y hasta que los dos quieran; esto podría ser inclusive hasta los cinco o seis años.

El pediatra Juan Fernando Gómez difiere de esta teoría, es un fiel creyente de los beneficios de la leche materna hasta los dos años, pero cree que hasta los cinco años puede llegar a ser perjudicial para la autonomía del futuro adulto, precisamente lo que busca este principio del apego.

El tercero es el colecho. Es el derecho que tienen los niños a dormir con sus padres hasta que se sientan preparados para hacerlo solos. Para Cano permitirles a los niños dormir con sus padres es una muestra de afecto que no le resta a su independencia, por eso su hijo de ocho años tiene siempre las puertas abiertas para acostarse al lado cuando siente que lo necesita. "El amor, aún en exceso, no hace daño. Entre más afecto más capacidad de desenvolverse en el futuro, y con más seguridad, tendrá el menor", asegura.

El contacto físico permanente. Si el bebé quiere estar en brazos todo el día la madre debe acceder, de hecho no sólo él se siente a gusto y feliz con ello, la madre también.

La escolarización. Esta etapa de la educación de los niños debe comenzar lo más tarde posible, el ideal es que permanezcan en casa hasta los cuatro años o más y para afrontar esta transición el acompañamiento de los padres debe ser total, no dejarlo llorando en el jardín sino quedarse y ayudarlo a entrar en confianza lentamente durante el tiempo que necesite para sentirse cien por ciento a gusto.

Atender diligentemente los llamados del bebé. Esta filosofía rechaza la costumbre popular de enseñar a los pequeños a través del llanto. Bajo ninguna circunstancia es admisible dejar a un bebé llorar, es ignorarlos e irrespetarlos. Es una cuestión de empatía. En esta misma línea apoyan que los niños expresen sus emociones, que hagan una pataleta si es la forma como exteriorizan que se sienten tratados injustamente o que quieren ser escuchados.

Y, por último, la no violencia. La crianza con apego defiende al menor y su educación no debe contener ni golpes ni gritos. Ningún acto que implique causarle dolor físico o emocional al menor es aceptable.En resumen, y en palabras de Eliana, la crianza con apego "es como hacerles un llamado de atención a los padres para que críen desde el instinto y no desde las construcciones culturales que generalmente no se ponen del lado del niño pequeño".


Artículo extraído del elcolombiano.com y realiado por Carmen Gutiérrez Remolina