lunes, 18 de febrero de 2008

Se vuelve a una crianza más respetuosa con los niños

Rosa Jové, Psicopediatra y monitora de lactancia, con tres de los asistentes a su charla.
Las IV Jornadas sobre Lactancia Materna contaron también con Asunción Azofra, matrona del Hospital de Laredo, que trató la importancia de la primera hora tras el parto. Además, se presentó un vídeo de la Asociación 'La Buena Leche'.«Se está volviendo a una crianza más respetuosa con los niños, claramente». Así lo explicó en Santander la psicopediatra catalana Rosa Jové, invitada por la asociación cántabra 'La buena leche' a impartir dos conferencias, una de ellas sobre el sueño infantil, su especialidad. Jové es autora de 'Dormir sin lágrimas', un libro que rebate las tesis de otro médico -el doctor Estivill- cuyo método ha sido empleado por miles de padres para hacer conciliar el sueño a sus hijos.-Defiende en su obra que el abandono del niño en su cama dejándole llorar no es nada correcto.-Efectivamente, no es lo correcto. Le crea secuelas al niño y, aunque no se las creara, no es la forma de tratarle. Es un trato vejatorio. ¿Alguien dejaría en su habitación, tras unos gritos y bajo amenaza a una persona mayor? Entonces, ¿por qué se lo hacemos a un niño? Si un bebé (o no tan bebé) llora por la noche, hay un problema. Lo que pasa es que los padres son egoístas y les es más fácil pensar que el niño 'se las sabe todas'. De hecho, mientras las madres están de baja maternal, no hay tanta obsesión por que el recién nacido duerma de un tirón. Es a los seis meses (con la madre que ha vuelto al trabajo) cuando la noche del niño se hace tan importante.-¿Y cómo descubrir dónde está el problema del pequeño?-Lo primero es hacer un registro del sueño y ver si duerme las horas adecuadas a su edad. Pero existen familias que quieren acostar a sus hijos a las ocho de la noche y que no se muevan hasta las nueve de la mañana. Y, a ser posible, una siesta de tres horas. Pues no, no es así. Los bebés duermen entre 12 y 16 horas y ambas cosas son normales. A partir de los cinco años, sólo necesitan las ocho horas de un adulto. No hay que empeñarse en más. Tampoco es normal dormir 'de un tirón', ni siquiera para los mayores. Esto, que es lo habitual, es visto por algunos como 'mala fe' por parte de la pobre criatura. Esta 'maldad' de los niños (el pensar que nos toma el pelo etc.) es lo que sirve de justificación a algunos padres para este 'maltrato'.-Usted es firme defensora de dejar un tiempo a los niños en la habitación de los padres, algo que no se suele recomendar en el sistema sanitario -Es que el 80% de la población mundial duerme con sus hijos hasta que tienen dos, tres o cuatro años. Y no hablamos de sociedades primitivas. En Japón, los niños duermen en la habitación con sus padres, lo mismo que en Noruega, donde tienen la cultura, incluso, de compartir cama con los críos hasta que tienen más o menos un año. Está demostrado, además, que en estos países se padece mucho menos insomnio, tanto infantil como adulto. No como aquí, que todos tenemos problemas para dormir.-¿Tiene algo que ver la rapidez con que se vive con las alteraciones del sueño en la infancia?-Mucho, muchísimo. La prisa y los niños nunca han hecho buena pareja. Los niños necesitan otro ritmo y es fundamental ver que el suyo no es el nuestro. Ellos requieren espacio y tiempo, abrazos y esto está muy reñido con las ocupaciones de los padres, que van siempre a la carrera. Por eso se está pidiendo ahora los seis meses de baja maternal, para que las familias tengan más respiro.-¿Ve en su consulta muchos casos complicados debido al sueño?-Algunos terribles, sí. Por ejemplo, el de una niña adoptada, asiática, al que le aplicaron el método de dejarla sola y a oscuras para que 'aprendiera' a dormir. La pequeña perdió el habla durante seis meses, del terror que debía pasar por las noches, en otro país, con padres nuevos. Esto no hubiera pasado si hubieran dormido con ella. Los niños saben dormir, no hay que enseñarles. De hecho, ya lo hacen en el seno materno. Lo que no hacen es dormir cuando y dónde les interesa a los padres.-¿Cuál es el consejo que más le solicitan?-No hay uno concreto. Las familias lo único que quieren es que les digas que no hacen mal las cosas. Cuando se les dan unas pautas, las siguen bien. Se nota un gran interés, en los últimos años, por volver a una crianza más respetuosa. Es un movimiento global: más padres con los críos colgados del pecho, más concienciados por el buen trato. Esto no tiene por qué estar ligado a una vuelta al hogar de las mujeres.

Fuente: www.eldiariomantanes.es el 03.10.07 por Violeta Santiago

Reflexiones sobre el método Estivill o el librito "Duérmete Niño"

Lic.María Paula Cavanna , responde frase a frase cada una de las indicaciones del Dr. Estivill en su libro “Duérmete niño”, con inteligencia y respeto.
A DORMIR SE APRENDE:
A dormir NO se aprende, como no se aprende a caminar, ni a controlar esfínteres. Son adquisiciones que se dan cuando el niño está maduro para ello. Hay decenas de estudios acerca del sueño infantil, de cómo se alternan las fases REM con las otras, y de por qué es fisiológico que el niño se despierte varias veces durante la noche.
DORMIR ADECUADAMENTE:
No hay modos adecuados o no adecuados de dormir. Cada uno duerme como duerme, no se puede forzar a la gente a que duerma 8 horas si tiene necesidad de dormir 5 ó 12. Como no se puede forzarlas a respirar más veces de las que necesita, o a comer más de lo que necesita.LOS PADRES DEBEN TENER UNA CONDUCTA ACTIVA:
Sí, activa en cuanto a mecerlos, acunarlos, abrazarlos, darles teta, y acudir cada vez que sus hijos los llamen. No hay nada que los padres debamos “hacer” para que los chicos se duerman, simplemente acompañarlos en sus necesidades.
EL BUEN DORMIR NECESITA DE UN AMBIENTE SERENO Y OSCURO:
Los bebés vienen de la panza de la mamá, que no es un ambiente ni sereno ni oscuro. El silencio y la oscuridad asustan a los chicos, de todas las épocas. Todos vimos alguna vez bebés que se duermen en el shopping o en un casamiento sin problema alguno. Las personas dormimos cuando tenemos sueño, simplemente. Por supuesto que no estoy sugiriendo dormir a nuestros hijos en una discoteca, sino aclarar que la oscuridad es atemorizante para cualquier niño, cuanto más pequeño, es peor. Y lo mismo ocurre con el silencio. Dormir cerca de otros seres humanos -cosa que se ha hecho desde la época de las cavernas, para permitir la subsistencia, y cosa que los adultos hacemos cada vez que podemos- es la conducta natural de cualquier bebé humano.
NO ES NECESARIO ESTAR PRESENTE HASTA QUE EL NIÑO SE DUERMA PROFUNDAMENTE:
Si nos vamos antes y el niño se duerme de todos modos y no vuelve a despertarse, no hay necesidad. Pero la gran mayoría de los nenes se vuelven a despertar antes de caer profundamente dormidos, y al no ver a su persona de confianza cerca -parece que al Dr Estivill no le parece patológica la dependencia a un osito pero sí el apego a los padres- se despertará, llorará, como conducta totalmente natural, la traemos filogenéticamente, pues tenemos en nuestros genes que cuanto más lloraron los bebés, más acudieron sus papás a atenderlos, y eso garantizó la supervivencia desde que el mundo es mundo.
LA FAMILIA DEBE ACOMPAÑAR, NO INVADIR!!!!
Totalmente de acuerdo, si definimos qué es invadir. Cómo se invade a un niño? Con caricias? Con un cuento antes de dormir? Durmiéndolo en brazos? Me temo que estamos hablando de cosas diferentes.
CONSEJOS:
Calma, paciencia, serenidad. Absolutamente de acuerdo. Hemos traído bebés al mundo, y así funcionan, despertándose varias veces por noche durante sus primeros años.NO LEVANTARLOS DE LA CUNA:
Por qué??? Si el bebé llora, está despierto, reclama a sus papás, no se lo puede levantar de la cuna? Quién lo dice? Dónde están los estudios que avalan semejante conducta?? Qué pensaríamos de un manual para esposos que dijera “si su esposa llora, no la abrace, no acuda a consolarla”???
NO MECERLOS EN BRAZOS A LA HORA DEL SUEÑO:
Hay algún lugar más placentero para dormir que los brazos del ser amado? Los adultos que vivimos en pareja, no dormimos abrazados? Para un niño, los brazos de sus padres son el lugar seguro a donde reposar, no existe mejor lugar para dormir que sintiéndose seguros, cobijados, amados. ¿¿De dónde estamos sacando estos consejos???
NO DARLE PALMADITAS EN LA COLA (CULITO):
?????? O sea, los dejamos solos, a oscuras, en silencio y ni siquiera podemos tener contacto físico. Y el bebé/niño recibirá el mensaje de que dormir es placentero y maravilloso!!! A mi me suena a castigo, a soledad, a “no te quiero“, a abandono. Y las centenas de niños que consultan a los psicólogos infantiles luego de que se les aplicó este método, lo confirman.
NO PASARLO DE BRAZO EN BRAZO DE FAMILIARES ANSIOSOS:
Absolutamente de acuerdo. Si están ansiosos no funcionará. Aunque es frecuente ver que cuando la ansiosa es la madre, los brazos de una tía o vecina suelen ser mágicos para calmar a esta díada que se retroalimenta a sí misma.
NO OFRECERLE JUGOS O COMIDA SI YA SE ALIMENTÓ:
Por qué?? Dónde deja eso a la lactancia materna? No se le puede dar teta a un bebé que llora porque no puede dormir? Acaso saben que la leche materna contiene triptófano, un componente que induce al sueño y que justamente los bebés despiertan para bebérselo y así seguir durmiendo? Y si se despertó porque tenía sed? Ninguno de ustedes se despertó nunca de madrugada con hambre? Por qué tratamos a los niños como si fueran de otra especie, o de otro planeta??
NO DEJES DE CONSULTAR AL PEDIATRA ANTE TRASTORNOS DEL SUEÑO: Absolutamente de acuerdo. Definamos entonces, qué es un trastorno del sueño. Hablar dormido? Caminar sonámbulo? Tener apneas?Despertar varias veces a la noche en un niño de 0 a 3 años no es un trastorno del sueño, definitivamente no lo es.
LOS MENORES DE SEIS MESES DORMIRAN BOCA ARRIBA O DE COSTADO:
No entraré en detalles. Hay campañas a nivel nacional acerca de esto, como también había otras hace algunos años aconsejando dormir boca abajo….
TRABAJA CON RUTINAS DIARIAS:
A tal hora el alimento… dónde queda la teta en este consejo? Si tomamos las recomendaciones de la OMS de dar teta dos años o más, hay que dar la teta con horario? Todos los trabajadores de la salud sabemos -o deberíamos saber- que dar la teta con horario es quedarse sin leche en pocos días.Las rutinas son saludables para todos en general, pero los bebés no tienen “hora” para jugar ni para dormir. Y tengo el consultorio lleno de mamás que no le dan teta porque “no le toca” o que lo bañan a tal hora porque “le toca”. Cuidado con los consejos que damos, los niños no son electrodomésticos con manuales para sacarlos en serie.
ACOSTUMBRALO A ESTO Y VERAS QUE EL AJUSTARA SUS HORARIOS:
Lo que el niño hará, será dejar de reclamar lo que sabe que no conseguirá. Descreerá de sus padres, como las personas descreemos de quien dice “te llamo” y no nos llama. Qué tal un manual para novios donde diga “llámela todos los días a las 4″ , “hay una hora para salidas, una hora para el sexo, una hora para el lavado de la ropa”? Acaso los adultos vivimos así? Acaso toleraríamos una relación donde el otro no nos da lo que necesitamos, bajo el pretexto de que así aprenderemos? Lo que en el “Duérmete Niño” se llama aprendizaje, es lo que los adultos llamamos desconfianza, y resignación.
Y EL DORMIR DEJARA DE SER UN PROBLEMA:
El dormir es un problema para quienes no entienden que los despertares nocturnos son normales en los bebés. Si compramos un perro, hará pozos en el jardín, si adquirimos un celular, habrá que cargarle las baterías, si tenemos un niño, habrá que estar disponible para atender a sus necesidades. Es simple. En esta cultura “light” en la que vivimos, queremos parir sin que nos duela, criar sin posponer nuestra vida privada, tener hijos y que nada cambie en nuestra rutina, casarnos y no tener crisis…nos inventamos los problemas, donde no los hay.No tardará mucho en aparecer alguien que diga que los bebés deben caminar a los 9 meses, y ahí aparecerán todas las madres desesperadas comprando libros y llevando a sus bebés a estimuladores para que sean como dicen las revistas que deben ser.
DALE CONFIANZA Y SEGURIDAD PARA DORMIR SOLO;
La confianza y la seguridad no se dan, se transmiten con actitudes. Los seres humanos las vamos adquiriendo a fuerza de contar con el otro, de la estabilidad en el vínculo, del reconocimiento de nuestras necesidades. Un niño que quiera dormir con sus papás y en cambio se lo deje en silencio y a oscuras con el osito, sin mecerlo ni darle un vaso de agua, sin duda no ganará confianza ni seguridad. Aprenderá a dormir solo, como los adultos aprendemos a no concurrir a un restaurante donde nos tratan mal, a no llamar a ese amigo que nunca nos contesta y a no confiar en quien no mantiene su palabra.
Quizás en breve escriba un artículo con todas las fundamentaciones científicas, por ahora estoy indignada con lo que acabo de ver, y con la falta de humanidad con la que pretendemos educar a nuestros niños.Lic. María Paula Cavanna

El vinculo materno

Llora el niño. Y en vez de guiarnos por nuestro instinto de padre o madre, nos fiamos a ciencia ciega de lo que dice el “experto”… Si lo cogemos una y otra vez, le estamos malcriando. Si intentamos reconfortarle, nos estamos dejando manipular. Lo mejor es dejarle llorar y llorar. Que aprenda y se calle.Se despierta el niño. Se resiste a dormir en su oscura y solitaria habitación y busca el calor y la protección de la cama de sus padres… No hay que ceder, insiste el “experto”. Dormir con los padres tiene grandes riesgos. Sí, ya sabemos que se ha hecho durante siglos. Pero no es apropiado, está mal visto, no es sano.No quiere ir a la guardería el niño. Se pasa todo el rato llorando la ausencia de mamá. No juega, no canta, no ríe… Nada que no se cure con el tiempo (de nuevo el “experto”). La “ansiedad de la separación” remite al cabo de uno o dos meses, señora. Los niños son felices en la guardería, descuide. Aprenden mucho. Socializan.Están confabulados los “expertos”, eso parece. La consigna de la pediatría oficial ha sido alentar la separación de madres de hijos, y no vamos a recordar ahora cómo hace treinta años nos vendían la incuestionable superioridad de la leche de bote frente a la teta materna.“Somos los únicos mamíferos que les damos una patada a nuestros hijos para mandarles a otra habitación, que les damos una chupete para que se callen y que nos buscamos cuanto antes un trabajo o una ocupación para no sentirnos frustrados o frustradas”.Le tomamos la palabra a Mar Palmer, 32 años, madre de dos y un tercero en camino, allá en Mallorca. “A la mayor, Mariona, la metimos mucha caña y aún está pagando todos los errores que cometimos fiándonos de los “expertos””, recuerda. “Con el tiempo nos dimos cuenta de cómo todos esos consejos te impiden escuchar tus instintos maternales, te generan agresividad y acaban haciendo mucho daño a los niños”.Mar acabó dejando su trabajo en el ayuntamiento y volcándose con sus hijos: “Lo primero son ahora ellos, eso lo tengo claro. Tienes que pagar un precio, pero lo ganas por otro lado. Con Nil, el segundo, todo ha sido muchísimo más fácil. Le di de mamar hasta los tres años, durmió con nosotros, descubrí lo importante que es llevarlo en brazos… El niño confía en sus padres, y ahora es él el que se va despegando, y todo de una manera muy natural”.Sin premeditación, aunque con nocturnidad, Mar se fue abonando a eso que los americanos llaman “attachment parenting” y que no es ni más ni menos que el vínculo o el apego entre padres e hijos. Por instinto, Mar acabó haciendo piña con otros padres mallorquinos en “Neixer i Creixer” (“Nacer y Crecer”), una de las asociaciones pioneras en eso que también llamamos la “crianza natural”.“Al principio te entran dudas y tienes que hacer frente a mucha presión social, empezando por tus propios amigos”, confiesa Mar. “Pero ayuda mucho eso de estar en una red de gente que está en la misma onda que tú… Y ya somos unos cuantos”.En Madrid, decenas de padres buscan también otra manera de crecer con sus hijos en la Escuela de Familias Al Alba. Fabiola Aguado, directora y terapeuta infantil, rompe una lanza por el “vínculo”: “No se trata de una manera utópica y romántica de ser padres, sino de una forma sensata y sensible de afrontar la paternidad. Hay que estar presentes y disponibles para atender las necesidades de los hijos”.“Nuestra sociedad fomenta una falsa autonomía en los niños”, insiste Fabiola. “Si los padres no están, los niños van arrastrando unas carencias que se traducen más adelante en una dependencia profunda. Lo que los hijos necesitan en los primeros años es una base segura… Hay estudios que desmuestran que los niños criados con “vínculo” tienen más confianza en sí mismos y son a la larga más independientes”.La idea del “vínculo paternal” o “attachment parenting” se remonta a los años cincuenta, con los famosos estudios del psiquiatra John Bowlby. El apego entre padres e hijos es “una necesidad biológica” y algo común en todos los primates, sostiene Bowlby. En cada fase de crecimiento, los niños (las crías) buscan la proximidad, el contacto y la protección de una persona adulta. Durante siglos, ésa ha sido la clave de la supervivencia.Pero las sociedades modernas avanzan –es un decir- en sentido contrario. La separación traumática entre madres e hijos comienza ya en el parto hospitalario, por no hablar de la distancia con las que muchas mujeres viven sus propios embarazos, siempre a expensas de lo que certifique el “experto”.El mundo laboral, diseñado por los hombres y para los hombres, pasa como una apisonadora sobre muchísimas mujeres que no tienen elección: familia o trabajo. Nadie parece plantearse el impacto emocional que causa a madres y niños la separación al cabo de cuatro meses, ni cómo esa ruptura forzosa afecta a la salud y a la vida emocional del pequeño, que se pasa la mayor parte del día en brazos ajenos, enganchado al falso consuelo del chupete y del biberón.Las barreras en las familias se van haciendo cada vez más altas, y pronto vendrá la maratón de actividades extraescolares. El caso es estirar las jornadas de los niños tanto como las nuestras, cubrir lo más posible las ausencias y reducir los “lazos” entre padres e hijos a un beso de buenas noches. A veces ni eso.La antropóloga Margaret Mead realizó hace cuatro décadas un estudio entre varias tribus del mundo y demostró que las más violentas eran las que privaban a los niños del contacto físico con los padres a edad temprana.La doctora Marcelle Geber tuvo la osadía de comparar la “tribu” europea y sus “civilizadas” costumbres (bebés al biberón, en habitaciones separadas, empujados en carritos) con 308 niños criados a la vieja usanza en Uganda (amamantados a demanda, compartiendo cama, a lomos de sus madres). Su conclusión: los niños africanos aventajaban a los blancos en capacidad motriz y en capacidad intelectual durante el primer año.Y así llegamos hasta el doctor William Sears, padrino del “attachment parenting”, más de una década rebelándose contra la pediatría oficial y promoviendo una relación más cercana y armoniosa entre padres e hijos. Sus consejos han servido de acicate para miles de padres de todo el mundo, reunidos en Attachment Parenting International, que cuenta ya con grupos en países europeos como Gran Bretaña, Holanda y Alemania.Según William Sears, los cimientos del “vínculo” se crean en el alumbramiento, en ese “período sensitivo” tan común al de todos los mamíferos y tan ajeno a los asépticos protocolos hospitalarios. La lactancia, advierte, es una fuente de alimento no sólo material sino también emocional para un niño en los primeros meses de vida.Sears aconseja cargar con todo lo posible con los niños, en brazos o colgados, pero manteniendo la proximidad física y el contacto. El pediatra del “apego” defiende a capa y espada las virtudes de la cama familiar o colecho y resume sus siete “mandamientos” en dos: cree en el llanto de tu hijo y ¡cuidado con los “expertos”!Como respuesta a tantos y tantos libros “crueles y despiadados”, el pediatra Carlos González decidió precisamente escribir “Bésame mucho”. “Creo, sinceramente, que los padres lo harían mucho mejor si no hubieran existido todos esos manuales que incitan a desconfiar de los ñiños y a tratarles con total desprecio”.“No quiero entrar en lo que es bueno o malo para el niño a largo plazo, si va a ser más o menos inteligente porque duerma contigo o los lleves en brazos”, afirma Carlos. “Lo que los niños necesitan, hoy y ahora, es afecto y proximidad. Y lo que han aconsejado por desgracia los “expertos” durante muchos años es justo lo contrario, hasta el punto de prohibir casi el contacto entre madres e hijos”.El autor de “Bésame mucho” nos recuerda los experimentos con gorilas que se “olvidan” de cómo ser madres cuando las meten en la jaula. A los hombres y a las mujeres, sostiene, nos pasa algo similar: vivimos en estado de cautividad, confinados en ambientes artificiales, atrapados por normas culturales y alejados de nuestros instintos y nuestros imperativos biológicos.Se nos ha olvidado ser padres.González pone sobre el tapete un estudio comparativo sobre la crianza de los niños en varias culturas, publicado hace cuatro años en la revista “Pediatrics”… En 25 de 29 sociedades, los niños dormían con la madre o con los dos padres. En 30 de 30, los niños eran trasportados en brazos o a la espalda. En todas ellas se les amamantaba a demanda y la edad media del destete estaba entre los dos y los tres años.El pediatra rompe también con el mito de que los hombres se han lavado las tradicionalmente las manos, y se remite a “La Historia Natural de la Paternidad” de Susan Allport: “El alejamiento del padre es fruto de la revolución industrial. Los padres han trabajado toda la vida en casa o han velado por la protección de sus hijos. Su papel puede cambiar, como lo está haciendo ahora, pero hay que acabar con ese mito”.Años de experiencia como padre y de consulta como pediatra le han permitido también a Carlos González conocer muy de cerca el dilema de tantas familias de hoy en día… “Eso del tiempo de calidad es un cuento. Con los niños hay que estar, simplemente estar, y no obsesionarse con cronometrar los minutos que se pasa con ellos y aprovecharlos al máximo para hacer algo importante”.Para María Jesús Ruiz, 40 años, lo más impagable de estos tres últimos con su hijo Víctor han sido “los largos paseos sin rumbo” en el pueblo en donde viven, Guadarrama. Y también, las siestas compartidas, o poder llevar a su hijo a la compra, a tomar el aperitivo, a un concierto entre semana y a todas esas cosas que no podría haber hecho si trabajara a tiempo completo…“Intenté llevarle a la guardería con dos años y medio, pero lo pasaba mal y un día me dijo: “Mamá, vámonos a casa”… Para mí fue una señal. Hemos pasado mucho tiempo juntos desde entonces, y eso es impagable. Siempre ha estado muy apegado a mí, pero ahora se está uniendo más a su padre… Yo lo que quiero es que mi hijo sea feliz. Como dice su abuelo: “¡Ya tendrá tiempo de aburrirse en el colegio!”.María Jesús ha vuelto a trabajar a horas perdidas, como profesora de español, pero no envidia en absoluto a sus amigas… “Al hijo de una de ellas le escuché decir el otro día que quiere marcharse a vivir al colegio, con cuatro años… Me pareció muy triste. Soy consciente de que estar tan cerca de tus hijos es navegar contra la corriente, pero yo estoy convencida de una cosa: cuidar de tus hijos es cuidar de la sociedad del futuro”.
LOS DIEZ IDEALES DE LA PATERNIDAD CON “VINCULO”No hay ningún mandamiento escrito, pero sí existen maneras de fomentar el apego, el vínculo o la cercanía entre padres e hijos…Conecta física y mentalmente con tu hijo/hija durante el embarazo. Vive conscientemente la gestación. Procura que el nacimiento sea lo más “íntimo” y natural posible, y prolonga al máximo el contacto físico después del parto.Extiende la lactancia todo lo que necesite el niño/la niña y no te dejes llevar por las presiones sociales (el destete se produce entre los dos y tres años en la mayoría de las culturas tradicionales). Dale el pecho a demanda. Aprovecha esos momentos para estrechar los lazos.Responde a los llantos de tu hijo y no le dejes llorar “hasta que se calle”. Aprende a interpretar sus señales. Sé totalmente receptivo a sus demandas, especialmente durante los primeros meses.Confía en tus instintos de madre/padre. Cuestiona las opiniones de los “expertos”. En la duda, déjate guiar por el sentido común.Lleva frecuentemente a tu hijo en brazos; el contacto físico estimula el desarrollo emocional, psicomotriz e intelectual del niño/niña.Duerme con tus hijos durante los primeros meses (recuerda que durante cientos de años se hizo así, antes de que los “expertos” levantaran las barreras). Si no, comparte el dormitorio con ellos y procura no llevarles a habitaciones separadas hasta que ellos mismos lo reclamen.Evita separaciones largas y traumáticas hasta los tres años. No te consueles pensando que le dedicas a tu hijo el suficiente “tiempo de calidad”. El tiempo compartido se mide siempre en horas, minutos y segundos…Involúcrate al máximo en su educación. Procura que existan vasos comunicantes entre lo que aprende dentro y fuera de casa. Su “escuela” es la vida misma.Usa la “disciplina” positiva: predica con el ejemplo y recuerda que las mejores lecciones se aprenden con afecto.Respeta la individualidad de tus hijos. Ponte siempre que puedas en su piel y permite que encuentre su camino poco a poco: el “vínculo” les permitirá avanzar con mayor seguridad y ser a la larga más independientes.Carlos Fresneda, Madrid, 1963) trabaja para el diario madrileño El Mundo desde su fundación.

Colecho hasta los 5 años de edad

Uno de los expertos británicos más importantes en salud mental infantil ha aconsejado a los padres olvidarse de años de convenciones y permitir que sus hijos duerman con ellos en la cama hasta los 5 años de edad. Margot Sunderland, directora de educación del Centro para la Salud Mental Infantil de Londres, dice que la práctica conocida como colecho aumenta la probabilidad de que los niños crezcan sanos y tranquilos. Sunderland, autora de 20 libros, perfila su consejo en su libro "La Ciencia de Ser Padres". Y está tan segura de los hallazgos del nuevo libro, basado en 800 estudios científicos, que pide que a los visitadores sanitarios se les repartan folletos para informar a los padres sobre el colecho.Sunderland argumenta que la práctica habitual en Inglaterra de adiestrar a los niños para que duerman solos desde las pocas semanas de edad es perjudicial, porque cualquier separación de los padres incrementa el flujo de hormonas del estrés como el cortisol. Sus resultados se basan en avances científicos de los últimos 20 años sobre cómo se desarrolla el cerebro del niño y en estudios que han utilizado scanners para analizar cómo reaccionan en circunstancias especiales. Por ejemplo, un estudio neurológico de hace 3 años mostraba cómo un niño separado de uno de sus padres experimenta una actividad cerebral similar a un niño con dolor físico.Sunderland cree también que la práctica actual se basa en actitudes sociales que deberían ser abandonadas: "Existe un tabú en este país referente a que los niños duerman con sus padres" dijo. "Lo que he hecho en este libro es presentar la evidencia científica. Estudios en todo el mundo demuestran que el colecho hasta los 5 años supone una inversión para el niño. Los niños pueden sufrir ansiedad por la separación hasta los 5 años o más, lo que puede afectarles en la vida posterior. Esto se calma con el colecho". Los síntomas pueden ser también físicos. Sunderland cita un estudio que demostró que un 70% de mujeres que no habían sido consoladas cuando lloraban de niñas, desarrollaron en la edad adulta problemas digestivos.El libro de Sunderland la enfrenta a gurús de la educación ampliamente leídos como Gina Ford, cuyos consejos son seguidos por miles de padres. Ford aboga por establecer rutinas de sueño para bebés desde una edad muy temprana en cunas "separados del resto de la casa" y enseñarles a los bebés a dormir "sin la ayuda de los adultos". En su libro "Guía completa de sueño para bebés y niños satisfechos" escribe que los padres necesitan tiempo para ellos. "El compartir la cama con los niños termina con frecuencia con los padres durmiendo en habitaciones separadas y con madres exhaustas, una situación que aporta una gran presión en la familia como un todo".Annette Mountford, jefa ejecutiva de la organización de padres "Lazos de familia" confirmó que la norma en Inglaterra para los niños era animarles para que durmieran en sus camas y sus cunas, a menudo en habitaciones separadas, desde una edad temprana. "Los padres necesitan su espacio" dijo. "Existen beneficios claros en el hecho de introducir a los niños en su propia rutina de sueño en su propio espacio"Contrariamente, Sunderland dice que cambiar a los niños a sus camas desde que tienen semanas de edad, incluso si lloran por la noche, ha demostrado incrementar el nivel de cortisol. Estudios con niños menores de 5 años demuestran que en más del 90% de los casos, el nivel de cortisol aumenta cuando van a la guardería y en el 75% de los casos disminuye al volver a casa.El profesor Jaak Panksepp, especialista en neurociencia de la Universidad Estatal de Washington y que ha escrito el prólogo del libro, dice que los argumentos de Sunderland son "una historia coherente consistente con la neurociencia. Una sociedad avanzada debería tenerlo en cuenta".Sunderland argumenta que poner a los niños a dormir solos es un fenómeno occidental que puede incrementar la posibilidad de muerte en la cuna, también conocida como Síndrome de Muerte Súbita del Lacante (SMSL). Esto puede suceder porque el niño echa de menos el efecto calmante que el estar tumbado junto a su madre ejerce en la respiración y en la función cardiaca. "En el Reino Unido mueren 500 niños al año por SMSL" escribe Sunderland. "En China, donde el colecho es práctica habitual, el SMSL es tan raro que no tiene nombre".Este artículo ha sido escrito por Sian Griffiths y traducido por Ofelia Urzainqui del grupo Vía Láctea.

EL LLANTO INFANTIL Y EL CEREBRO
Gracias a avances excepcionales en la investigación neurobiológica, los científicos son capaces de entender muchas más cosas acerca de cómo funciona el cerebro humano y cómo se desarrolla.
Por ejemplo, saben que ciertos cambios biológicos ocurren en el cerebro de los humanos y primates cuando se sienten en peligro o asustados.
El centro de la regulación de conducta del miedo y de otras emociones se encuentra en la amígdala, un grupo de núcleos enterrados profundamente en los lóbulos temporales y el hipocampo, que regula la memoria consciente. “Es el crecimiento del hipocampo, el cortex prefrontal y las áreas relacionadas lo que representa un mayor desarrollo de la conciencia, permitiendo al Homo Sapiens analizar sus sentimientos comparándolos con anteriores experiencias y conceptos”.
(1)Los subsistemas emocionales del cerebro procesan información variada, incluida cómo relacionar el estado real del mundo con las expectativas creadas. Este circuito emocional está conectado fuertemente con la región cerebral que regula la toma de decisiones. De acuerdo con el neurocientífico Joseph LeDoux, “Muchas de las cosas que nos definen emocionalmente las aprendemos a través de la experiencia. Por lo tanto, una de las claves del sistema emocional es cómo aprende y almacena la información”.
(2)LECCIONES INICIALES DE SOCIALIZACIÓN.
DESDE SU APARICIÓN EN EL MUNDO, EL PROCESO DE SOCIALIZACIÓN HUMANA COMIENZA CONDIÁLOGOS FÍSICOS ENTRE MADRE E HIJO.
La regulación temprana de las emociones en el cerebro se da, en un principio, durante los diálogos que se establecen entre madre e hijo a través de lintercambio de miradas.
La regulación y organización de las percepciones emocionales se desarrolla através de la interacción continuada del niño con la madre o cuidador.
(3)Las investigaciones han demostrado que una madre que se muestra sensible y complaciente hacia la comunicación visual temprana con su bebé, está estimulando un aprendizaje social positivo.
En contraste, una madre que no se muestra sensible al contacto visual temprano, no provee de este aprendizaje social positivo, entorpeciendo el proceso de maduración de la afectuosidad humana, que es crítico para un crecimiento emocional sano.
Similares oportunidades de aprendizaje social, se dan cuando un bebé trata de comunicarse a través del llanto.
El llanto se puede dar porque el bebé está hambriento, le duele algo, está incómodo o asustado. A menudo al despertarse un bebé comenzará a hacer señales a su cuidador con un gimoteo suave que puede acelerarse hasta convertirse en un llanto frenético si no recibe respuesta.
A veces llorar se ha interpretado equivocadamente como una expresión idealizada de cólera o manipulación.
Sin embargo, el llanto de un niño debería de ser interpretado como una respuesta de miedo, un miedo invocado por la inconfortable sensación de estar sucio, el rumor doloroso del hambre o la vulnerabilidad de estar solo en la oscuridad.
El miedo a los depredadores y a la muerte es una emoción profundamente asentada dentro de nuestra constitución evolutiva biológica.
En el origen de los tiempos, las familias y tribus se amontonaban estrechamente juntos en la oscuridad para apaciguar ese miedo.
La idea de “seguridad por número” se mantuvo vigente porque un grupo de humanos es mejor protegiéndose de los depredadores que un solo individuo.
Hoy en día, sabemos que un niño está a salvo sólo en su cuna, pero la biología del cerebro infantil está inicialmente codificada con esos miedos innatos, que ya apuntan en su más temprana edad.
Cuando el niño se encuentra en un estado de indefensión, miedo y pánico, la amígdala envía mensajes al cerebro para preparar al cuerpo para “escapar o pelear”. Un bebé no puede escapar ni pelear. Si el pánico no es dominado por la intervención de un adulto, el flujo químico y hormonal puede inundar violentamente el cerebro, apuntando específicamente a la amígdala y el hipocampo durante un periodo de tiempo poco saludable.
Los niños que lloran y no son atendidos, lo hacen desesperadamente durante una hora o más, hasta que la amígdala se cierra.
El niño a su vez aprende tras repetidos episodios que no tiene expectativas de respuesta y consuelo a su llanto y puede deducir que sus necesidades no son merecedoras de atención – una conclusión que finalmente puede afectar al correcto desarrollo de la autoestimadel niño. Si bien el cerebro podría determinar que no existe peligro alguno, sino se intenta calmar el estado de confusión emocional del niño, podrían perderse oportunidades vitales de desarrollo y refuerzo de la confianza, seguridad y capacidad de empatía del niño.
Traumas cerebrales tempranos y desarrollo emocional.
¿Qué ocurre dentro del cerebro infantil durante un llanto prolongado? Dentro del desarrollo del cerebro infantil, las interacciones biológicas y químicas se dan a una tasa fenomenal. Las recientes investigaciones sobre el cerebro, revelan con evidencia creciente que un estrés temprano puede jugar un papel primordial en la posterior vida emocional y en el desarrollo social.
La involucración de las neuronas orbitales, temporales y de la amígdala en el procesamiento de la información sensorial (particularmente la visual) contrascendencia emocional, sugiere que esas áreas deben formar parte de un sistema neuronal especializado en procesar los estímulos sociales.
El psicohistoriador Lloy deMause explica que “Los traumas provocados por el desamparo, pueden dañar severamente el hipocampo, matando neuronas (causando lesiones). Este daño es causado por la liberación de una cascada de cortisol, adrenalina y otras hormonas de estrés segregadas durante el episodio traumático, que no solo dañan a las células cerebrales sino también la memoria y ponen en marcha una desregulación duradera de la bioquímica cerebral”.
(5)Se cree que la abundancia de repetidas oleadas de estas sustancias químicas y hormonas en el cerebro es la causa de la reducción de la producción normal de serotonina y de la insensibilización de la amígdala, afectando a la capacidad de respuesta a una situación de miedo.
Por ejemplo, los animales que han sido traumatizados de jóvenes crecen más agresivos con menor producción de vasopresina, que regula la agresión y menores niveles de serotonina, que es conocida comúnmente como un neurotransmisor calmante.
Un bajo nivel de serotonina es el indicador más importante de violencia en animales y humanos, y se ha relacionado con tasas altas de homicidios, suicidios, piromanías, desórdenes antisociales, auto mutilaciones y otros desórdenes agresivos.
(6)Adicionalmente, “Se ha demostrado que la falta de cuidados maternales tempranos,es la causa de que la región que ocupa el córtex orbitofrontal ( la regióncerebral situada detrás de los ojos que permite al individuo reflexionar sobresus propias emociones y empatizar con los sentimientos de otros individuos) sea diminuta , desembocando en una pobre autoestima y en una tan baja capacidad para empatizar, que el bebé crece literalmente incapaz de sentirse culpable por lastimar a los demás”.
(7)Desde que los más recientes escáneres de humanos vivos de muestran que la amígdala es el centro neurálgico de regulación de conducta del miedo, se cree que esa regulación de conducta también juega un papel primordial en desórdenes ansiosos como fobias, desórdenes de estrés post-traumático, bipolares y desórdenes de pánico.
(8)De acuerdo con la Sociedad Americana de Desórdenes por Ansiedad (ADAA), uno decada ocho niños de edades entre 9 y 17 años, sufre al menos un desorden ansioso cada año. A pesar de su predominio, estos desórdenes a menudo permanecen ocultoso tienen un fallo de diagnóstico hasta que surgen complicaciones posteriores (como una depresión o abuso de sustancias) en la adolescencia o la edad adulta.
Dado que gran parte del desarrollo cerebral tiene lugar durante los primeros años de vida, es plausible considerar que repetidos traumas causados por las alteraciones químicas producto de periodos prolongados de llanto, situaciones de ansiedad por separación no resueltas y otras situaciones de respuesta al miedo, pueden predisponer al individuo a unas disfunciones emocionales y de comportamiento social en su edad adulta.
Referencias:1. Lloyd deMause Childhood and History, The Neurobiology of 2. Parallel Memories: Putting Emotions Back Into The Brain, Joseph LeDoux,Neuroscientist 3-6. Lloyd deMause Childhood and History, The Neurobiology of 7. War as Righteous Rape and Purification, by Lloyd deMause 8. Lessons from Fear Conditioning by Mary Lynn Hendrix, OSI, NIMH