jueves, 5 de noviembre de 2009

La llegada de un bebe a casa con un perro

La llegada de un bebé a casa ¿Cómo favorecer la buena relación entre el niño y el perro?

1. La llegada del bebé:

• Mientras el bebé esta en la clínica:

o No dejar al perro solo por completo en casa.

o Al ir a casa llevar alguna toalla o paño con el olor del niño. Jugar con el perro, acariciarlo y darle premios mientras le mostramos la toalla. De este modo, el perro asociará el olor del bebé con experiencias agradables.

o Puede ser una buena idea llevar al perro al veterinario para limar un poco sus uñas. De ese modo, evitaremos que pueda arañar al niño si por accidente lo tocara con las patas.

• La llegada a casa:

El perro mostrará una curiosidad natural ante la llegada del bebé. Es importante actuar de forma que el perro investigue al nuevo miembro de la familia y al mismo tiempo evitar que pueda, sin querer, hacerle daño.

o Una buena idea es que alguna persona de la familia saque al perro a pasear mientras el niño y su madre regresan de la clínica. De este modo conseguimos dos beneficios importantes: en primer lugar, la madre podrá instalarse en casa sin tener que estar pendiente de las reacciones del perro y, en segundo, evitaremos el desbordamiento que puede suponer la llegada de la clínica y a la vez el controlar las reacciones del perro.

• El primer contacto:

o En general, es importante actuar de la forma más relajada posible. De lo contrario, podemos transmitir nuestra excitación al perro.
o No debemos castigar al perro por querer investigar al bebé. Si lo hiciéramos, el perro podría asociar la presencia del niño con algo negativo.

o Debemos dejar que el perro se acerque al niño, eso si, con calma. Para ello puede ser una buena idea distraer parte de su atención con una golosina.

Si el perro es de gran tamaño o muy nervioso una buena idea es mantenerlo sujeto con la correa de paseo hasta que su ímpetu por oler al niño se reduzca.

o Si el perro se acerca al bebé y lo huele de una forma calmada, debemos premiarlo con caricias y palabras suaves. Debe siempre evitarse un tono de voz que pueda excitar al perro, por ejemplo, el que utilizamos para jugar.

o Si las cosas han ido bien, no debemos alargar en exceso el primer contacto. Es importante no forzar la interacción entre el perro y el niño y permitir que el proceso se lleve a cabo de forma gradual.

IMPORTANTE

Nunca debemos dejar al niño y al perro juntos ni un instante sin nuestra supervisión directa. Un perro puede sin querer hacerle daño al niño, por ejemplo, apoyando sus patas y volcando la cuna.


• Las visitas:

Es obvio que las visitas vienen estos días a casa para ver al niño. Sin embargo, eso no significa que no dispongan ni de unos segundos para prestarle atención también al perro.

o Debemos intentar que las personas que vienen a casa le hagan un poquito de caso al perro. Puede ser algo tan sencillo como darle una golosina, lanzarle un par de veces la pelota y acariciarlo de vez en cuando.

2. La relación del bebé con el perro: los “celos”.

• ¿Por qué aparecen los celos?

La llegada de un bebé suele absorber gran parte de nuestro tiempo. Los ratos en que estamos más tranquilos, por ejemplo cuando el niño duerme, son aprovechados para jugar y prestarle atención a nuestro perro. De este modo, intentamos que el perro no se sienta desplazado.

Sin embargo, los perros no siempre interpretan las cosas de la misma forma que nosotros. Ante la forma anterior de actuar la interpretación del perro va a ser tan sencilla y tan lógica como la que sigue:

... cuando está el niño delante a mi no me hacen apenas caso.
... cuando el niño no está vuelvo a recuperar la atención de mis dueños.

En el momento en que el perro llega esta conclusión, empieza a ver al bebé como a un competidor y los celos pueden no tardar en aparecer.

• ¿Cómo evitar los celos?

Si deseamos evitar los celos debemos conseguir que el aprendizaje del perro sea opuesto al descrito en el apartado anterior. Para ello debe procederse de la siguiente manera:

o Si el niño está presente debemos, en la medida de los posible, prestarle atención también al perro. Todos los juegos, las caricias y las golosinas deben ser entregadas en presencia del niño.

o Si el niño no está “en escena”, debemos de forma deliberada reducir el grado de caricias y atenciones que recibe el perro.

En otras palabras, el perro sólo obtendrá cosas de nosotros en presencia del niño, y no al revés como ocurría antes.

Ahora el aprendizaje del perro será:

... cuando está el niño delante me hacen caso y me divierto como siempre.
... cuando el niño desaparece me aburro y ellos me ignoran.

3. La educación del niño:

Con el tiempo será el niño el que buscará el contacto con el perro. En muchas cosas, el niño trata al perro como a un juguete más y no es consciente de que el animal puede sentir dolor.

El objetivo de los padres es enseñarle al niño que el perro no es un juguete y que estirarle las orejas, el pelo o la cola puede no ser la mejor forma de relacionarse con él.

4. Las señales de alarma:

El protocolo hasta ahora descrito es válido para perros de cualquier raza, sexo y edad, que no presenten un problema previo de comportamiento.

Algunas conductas mostradas por el perro pueden no ser compatibles con la convivencia con un niño. A continuación planteamos 5 preguntas sobre la conducta general del perro. Si en alguna de ellas la respuesta es afirmativa, por favor contacte de inmediato con nosotros.


¿Su perro gruñe o enseña los dientes...

... cuando alguien de casa lo toca mientras come o tiene un objeto en la boca?

... si lo quieren echar del lugar donde descansa?

... al querer cepillarlo o bañarlo?

... al sujetarlo o intentar moverlo?

... a las personas que no son de la familia, en casa o en la calle?

RESUMEN: las 5 claves para una buena convivencia.

1. Realizar los preparativos con antelación.

2. Actuar con calma.

3. Presentar el niño al perro de forma gradual.

4. Supervisar a ambos en todo momento.

5. Conseguir que el perro relacione la presencia del niño con cosas positivas.

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